Francisco Tenamaxtle: Líder Caxcán en la Defensa de los Derechos Indígenas
Francisco Tenamaxtle, también conocido como Tenamaztle, se destaca en la historia como un líder caxcán fundamental durante la Guerra del Mixtón (1540-1542), un conflicto crucial contra los colonizadores españoles en lo que ahora son las regiones mexicanas de Zacatecas y Jalisco. Como tlatoani de Nochistlán, Tenamaxtle jugó un papel esencial en la resistencia contra la opresión y explotación por parte de los españoles, transformándose en un icónico defensor de la justicia y los derechos de los pueblos originarios.
De la Lealtad a la Rebelión: La Transformación de Tenamaxtle

Inicialmente, tras ser bautizado y adoptar el nombre cristiano de Francisco, Tenamaxtle reafirmó su lealtad a la corona española, asegurando su posición y propiedades. No obstante, la cruel realidad de la conquista y la explotación de los indígenas impulsaron a Tenamaxtle y sus aliados a rebelarse, dando inicio a la conocida Guerra del Mixtón o Miztón. A pesar de la valiente resistencia indígena, la intervención del virrey Antonio de Mendoza con un ejército considerable marcó un giro en el conflicto a favor de los españoles. Capturado pero nunca sometido, Tenamaxtle escapó, liderando una resistencia de guerrillas durante casi una década.
El Asedio de la Antigua Guadalajara en 1541 y su Traslado
El 28 de septiembre de 1541 marcó el inicio de un evento crucial en la historia de México: el asedio de la antigua Guadalajara por sesenta mil caxcanes liderados por Tenamaztle. Este episodio no solo es notable por la resistencia y la estrategia militar desplegada sino también por sus consecuencias a largo plazo, incluyendo el traslado estratégico de la ciudad. Este artículo explora los detalles del asedio, las razones detrás de la decisión de mover Guadalajara y cómo este evento ha moldeado la identidad de la ciudad que conocemos hoy.
El Levantamiento de los Caxcanes
El asedio a Nochistlán, la ubicación original de Guadalajara, fue un acto de resistencia significativo de los caxcanes. Bajo el liderazgo de Tenamaztle, se organizaron para desafiar el dominio español, culminando en un asedio que comenzó el 28 de septiembre de 1541. Durante cuatro días, los defensores de la ciudad enfrentaron una batalla exhaustiva contra los sitiadores.
A pesar de la superioridad numérica de los caxcanes, el asedio no logró su objetivo final, y Tenamaztle, junto con su ejército, se vio obligado a levantar el cerco.
Ante la amenaza constante y reconociendo la vulnerabilidad de su ubicación, el gobernador Oñate convocó al Cabildo y a ciudadanos prominentes para discutir la reubicación de Guadalajara.
La Resistencia Indígena ante la Conquista: El Combate en Nochistlán
Al percatarse de la organización de los nativos, los españoles, por instrucciones del virrey, se lanzaron a combatir a los rebeldes, comenzando por Nochistlán. Miguel de Ibarra, antes de iniciar el ataque, les ofreció perdón por las muertes e incendios previos, a cambio de obediencia y paz hacia sus encomenderos.
Apenas había terminado de hablar cuando la voz de Tenamaxtle se alzó entre la multitud agitada, declarando:
"Queremos que se retiren en paz, pues estamos en nuestras tierras".
Ante esto, Ibarra, en representación del virrey, amenazó a Tenamaxtle con rendirse; sin embargo, este, enfurecido, respondió: "Nosotros nos defendemos por la fuerza de nuestras tierras, pero ¿a qué han venido ustedes?". Al pronunciar estas palabras, dio una señal y una estruendosa lluvia de flechas y piedras cayó sobre Ibarra, quien, sorprendido por el ataque repentino, se retiró velozmente.
A pesar de contar con armas superiores, los españoles se encontraron enfrentándose a guerreros indígenas detrás de cada roca, árbol y accidente del terreno, quienes no ofrecían ni solicitaban cuartel. Lanzaban flechas y proyectiles, imbuidos por la fuerza que les otorgaba la justicia de su causa.
La Última Batalla de Tenamaxtle en el Cerro del Miztón: Resistencia y Traición de los Caxcanes

Los Caxcanes, poco a poco, se vieron acorralados hacia el imponente cerro del Miztón, considerado inexpugnable. Allí, con sus familias, más de cien mil rebeldes provenientes de Juchipila y otros pueblos cercanos se prepararon para enfrentar la batalla definitiva.
El choque fue violento, con la férrea resistencia de los Caxcanes chocando contra la artillería y los arcabuces españoles. A medida que los rebeldes perdían sus fortificaciones, eran empujados hacia la cima del cerro, sin necesidad de luchar cuerpo a cuerpo.
Cada día el campo de batalla se llenaba más y más de cadáveres. Después de veinte días de asedios continuos y feroces, el virrey ordenó un ataque general, que resultó infructuoso. Solo la traición parecía capaz de doblegar la resistencia indígena: Miguel Ibarra negoció con Citlacotl y los teultecos antes de intentar un nuevo asalto.
Don Antonio de Mendoza, el virrey, el 8 de diciembre de 1541, pasó revista a su ejército y le dirigió unas palabras, exhortándolo a pelear con valor, puesto que se ponía en juego la estabilidad o la ruina de Nueva Galicia (Jalisco) y aún de la Nueva España. Se ocupó de alistar a la tropa, que sumaba, según unos de veinte mil, según otros, más de cincuenta mil entre tlaxcaltecas, purépechas, huejotzincas, chalcas, además de 300 jinetes y 300 infantes españoles, con 8 piezas de artillería.
La derrota de Tenamaxtle en el Cerro del Miztón
Durante estos enfrentamientos, tanto españoles como indígenas demostraron gran valentía. Antonio de Mendoza, sorprendido por la feroz resistencia de Tenamaxtle y sus hombres, decidió mantener el asedio. En el bando de Tenamaxtle, comenzaron a surgir deserciones y traiciones debido a la escasez de agua y comida, lo que favoreció a los españoles y sus aliados. Cuando los Caxcanes ya no pudieron resistir el asedio, optaron por morir luchando antes que vivir como esclavos.
Más de 5 mil indígenas fueron salvados de la masacre gracias a Fray Antonio de Segovia, quien logró persuadirlos para que se rindieran pacíficamente. Esta guerra del Miztón probablemente no fue en vano. Dada su proximidad en el tiempo, es posible que haya influido en el ánimo de Carlos V y Felipe II, quienes dictaron disposiciones que mejoraron en cierta medida el trato cruel de los españoles hacia los indígenas.
Tenamaxtle, tras ser derrotado y capturado, fue utilizado por los españoles para capturar a otros, pero logró escapar mediante un tactica astuta. Durante nueve años, lideró rebeliones en la serranía de Nayarit, enfrentándose cuando era necesario.
La Batalla Legal de Tenamaxtle en España
En 1551, Tenamaxtle se entregó, siendo llevado ante el obispo de Guadalajara, Gómez de Maraver, y posteriormente a España para enfrentar un juicio. En Europa, defendió apasionadamente los derechos de su gente y denunció los atropellos de los conquistadores. Aunque su juicio quedó sin resolución, el encuentro con Bartolomé de las Casas fue determinante, convirtiendo a este último en un ardiente defensor de los derechos indígenas, inspirado por la lucha de Tenamaxtle.
El Legado Eterno de Tenamaxtle
La figura de Francisco Tenamaxtle trasciende como un emblema de la lucha indígena por la justicia, hasta el punto de considerarse un pionero en la defensa de los derechos humanos. Su legado sigue vivo, y en 2013, se le honró con la inauguración de un monumento en Nochistlán, Zacatecas, reconociendo su valentía y devoción por su pueblo.
Francisco Tenamaxtle, Héroe de la Resistencia Indígena
Las acciones de Tenamaxtle y su firme determinación en la lucha por la libertad y dignidad de los pueblos originarios lo posicionan como una figura insigne en la historia de México, simbolizando la resistencia indígena ante la opresión colonial. Su historia es un recordatorio poderoso de la importancia de luchar por la justicia y los derechos humanos, resonando a través de los siglos como un testimonio de coraje y amor por su gente.
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